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domingo, 22 de mayo de 2011

Como reciclar

CONTENEDORES DE RECICLAJE
QUÉ SE ECHA Y QUÉ NO
por Cristina Benito / Infoecología
EL CONTENEDOR VERDE
NO
VIDRIOBotellas de vidrio de cualquier color
Tarros de vidrio
Frascos de conservas
Tarros de cosmética y perfumería
CRISTAL
Lunas de automóviles
Bombillas
Espejos
Cristales de ventana
Tubos fluorescentes
(Éstos deben depositarse en los Puntos Limpios o Centros de Recogida y Reciclaje*)
Recomendación: Retire las tapas de los envases de vidrio antes de llevarlos al contenedor.
* Solicite información en su ayuntamiento.
   
EL CONTENEDOR AZUL
NO
Periódicos y revistas
Propaganda
Cajas pequeñas de cartón (galletas, detergente)
Envases de cartón para huevos
Bolsas de papel
Briks
Pañales
Papeles sucios o papeles encerados, metalizados o plastificados
Recomendación: Pliegue los cartones antes de introducirlos en el contenedor. No deje cajas fuera del contenedor.
  
EL CONTENEDOR AMARILLO
SÍ *
NO
Envases metálicos
  • Botes de bebidas (cerveza, refrescos)
  • Latas de conservas (vegetales, cárnicas, de pescado, comida para animales domésticos…)
  • Aerosoles (desodorante, laca, limpiadores de cocina, abrillantadores de la madera…)
  • Platos y bandejas de aluminio (p. ej., los de comidas preparadas)
  • Chapas y latas de metal
  • Materia orgánica
  • Envases de vidrio
  • Papel y cartón
  • Juguetes
  • Electrodomésticos
  • Biberones
  • Guantes de goma
  • Utensilios de cocina
  • Cajas de fruta
  • Cubos de plástico
  • Pilas
Briks
  • Briks de leche, nata, batidos, zumos, vino, caldo...
Envases de plástico para alimentación
  • Botellas (agua, refrescos, leche, zumo, aceite comestible, vinagre, salsas…)
  • Envases de productos lácteos (yogures, flan y otros postres lácteos, queso, mantequilla, margarina…)
  • Bandejas y cajas de "corcho blanco" (las de la fruta, verduras, carne, pollo y pescado envasados, y las que vienen con algunos tipos de helados); hueveras de plástico; vasos, platos y cubiertos de plástico desechables; tapas y tapones de plástico, etc.
Envases de plástico para productos de aseo y limpieza
  • Botes de plástico de productos de aseo (champú, cremas, desodorante, pasta dentífrica, gel de baño, jabón líquido…)
  • Botes de plástico de productos de limpieza (limpiadores domésticos, lejía, amoniaco, suavizante, detergentes líquidos y en polvo, sprays de limpieza…)
Bolsas y envoltorios de plástico y aluminio
  • Bolsas de plástico para alimentos (de leche, congelados, frutas, verduras, pan de molde, bollería, pasta, legumbres, cereales…)
  • Bolsas y recipientes de aluminio para alimentos (alimentos infantiles, sopas, purés, pastas precocinadas, café, aperitivos, frutos secos, patatas fritas, bandejas para comidas preparadas...)
  • Bolsas que entregan las tiendas, supermercados, lavanderías, etc. para transportar los productos adquiridos…)
  • Envases de productos de charcutería (embutidos, jamón, bacón, queso…)
  • Envoltorios de plástico (el film transparente que acompaña a las bandejas de carnes, frutas, verduras y pescado; el que envuelve a muchas revistas, fascículos, prensa…; el que se emplea para proteger cajas de cartón y plástico, etc.…)
  • Film de polietileno transparente o de aluminio (el que se compra en bobinas y se emplea en casa para envolver alimentos frescos)
  • El plástico y el aluminio de los envases tipo blíster (son los envases donde vienen las pilas o los de las cajitas de cuchillas de afeitar, etc.)
Recomendación: Limpie los envases y aplástelos para reducir su volumen antes de tirarlos al contenedor.
* Fuente: Ayuntamiento de Madrid. Área de medio ambiente. (http://www.mambiente.munimadrid.es/nuevo_residuos/5.1envases.htm)
 

Cosmética Tóxica

En un centímetro cuadrado de piel se encuentran: 15 glándulas sebáceas, 1 metro de vasos sanguíneos, 100 glándulas sudoríficas, 3.000 células sensoriales, 4 metros de nervios, 300.000 células epiteliales y 10 pelos.
La piel es el órgano más grande que tenemos y al cubrir nuestro cuerpo, el más importante: Si la tapamos al 100% con una crema o pintura que no deja pasar el aire, en dos horas estamos muertos. Sin piel no podríamos existir, moriríamos como los quemados.
Su declive es el más visible, porque es la intermediaria entre el medioambiente y nuestro organismo:
De adentro hacia fuera, todo lo que sucede en nuestro interior se puede manifestar en la epidermis: nerviosismo, problemas metabólicos o intoxicaciones nos pueden causar granos, caspa, pus o manchas, incluso el agotamiento físico, el cansancio o el estrés se plasman en una piel que se vuelve pálida, seca o arrugada.
De afuera hacia dentro, por un lado están las influencias medioambientales que no podemos controlar (contaminación, clima), y por el otro aquellas que sí dependen de nosotros: el trato y el cuidado que le proporcionamos.
Si tenemos en cuenta que a través de ella las sustancias penetran en el cuerpo y llegan en 15 minutos a la sangre, donde influyen sobre el metabolismo, nos damos cuenta de que la piel es un órgano tan sensible o más que nuestro intestino, y es que así hay que considerarla, como un intestino que filtra los nutrientes, pero también los tóxicos y los transporta a la sangre.
Por ello es tan importante saber lo que nos ponemos, porque no sólo se quedará en la superficie, sino que influirá en todo nuestro organismo.

Para conseguir que una crema cuaje o cualquier mezcla entre distintas sustancias con fines cosméticos se mantenga, hacen falta los siguientes componentes:
emulgentes: para unir grasa y líquidos
antioxidantes: impiden el deterioro en contacto con el aire
gelificantes: dan textura y cremosidad
conservadores: impiden el deterioro temporal
bactericidas: desinfectan el medio para que no se formen hongos, etc.
Viendo ésto, no hacen falta tantos componentes en las cremas, sin embargo, la lista de ingredientes en algunos productos se hace interminable y, a veces, una simple crema hidratante tiene más de 50 ingredientes.
La indústria cosmética trata de maximizar más y más sus beneficios creando nuevas sustancias, cuyas materias primas deben costar, y cuestan, cada vez menos.
El problema es que, actualmente existen más de 6.000 componentes químicos que están permitidos, pero no controlados. Esto significa, que en los productos aparecen agentes químicos que nos pueden causar, no sólo alérgias o eczemas sino, asthma, problemas de pigmentación y hormonales, cáncer o incluso daños genéticos a futuros bebés.
No son pocos los dermatólogos sinceros, que ante la avalancha de cosméticos afirman: “hay que estar contento, si un producto no contiene ingredientes nocivos”.
Así también se explica, porqué entre las peluqueras hay más casos de muerte por cáncer, que en cualquier otro grupo laboral femenino – ellas inhalan directamente los componentes de tratamientos capilares, tintes o decolorantes.
Ya en el año 1969, causó polémica el veredicto de un juez en EEUU: una consumidora pidió indemnización a una fábrica de cosméticos por no cumplir las promesas publicitarias y causarle una fuerte alérgia con eczema. El juez concluyó el pleito: “La industria cosmética vende imagen – es cosa del consumidor creérselo o no”.
La publicidad ha creado un sinfín de expresiones y “tecnicismos” que suenan bien, pero carecen de cualquier valor científico: “péptidos súperhidratantes”, “sistema de purificación celular”, incluso algunos ingredientes se han inventado únicamente por sonar bien o espectacularmente, como “muscle extract” y DNA (¡sustancia genética!).
Pero incluso el término “hipoalergénico”, tan popular en artículos de farmácia, no tiene más relevancia que las palabras “súper mega-guay”. Normalmente, se debería referir a productos sin perfume, ya que las fragancias sintéticas son las que estadísticamente más alérgias pueden causar. Pero en ningún caso, es un término que comprometa al fabricante. Cada día surgen nuevas alérgias y nuevas sustancias que las causan, a parte, la mayoría de alérgias recién se manifiestan semanas después de haber utilizado el producto, que las pudo provocar.
La pugna por maximizar el beneficio y minimizar la inversión, ha llevado a la creación de sustancias químicas, que no son beneficiosas para la piel y solamente engañan la vista durante un par de horas.
La manera sincera de cuidar la piel es aportándole nutrientes, para que por sí misma se pueda recuperar. Pero existen sustancias, que no aportan nada, sino que tienen efectos meramente físicos, que en ocasiones pueden resultar dañinas para la epidermis:
1)      1)     agentes químicos que hinchan la piel, haciendo desaparecer pequeñas arrugas – a largo plazo se expanden las células, el tejido decae, se vuelve flácido, la persona reacciona aplicándose más producto, porque tiene la impresión de que su piel no puede estar sin él.
2)      2)     Agentes que decoloran – sustancias agresivas como las compuestas por “ammonium” aclaran la piel, dándole una apariencia más jóven y fresca, cuando en realidad sólo se trata de un engaño óptico – una piel más oscura nos hace parecer mayores al acentuar las sombras. Pueden causar disfunciones en la pigmentación, pequeñas heridas y fotosensibilización aguda (la piel ya no soporta la luz solar).
3)      3)     Agentes que aparentan hidratación, como los aceites minerales – bloquean la barrera lipídica natural de la epidermis, resecándo e agrietándola, pero su textura oleosa y siempre brillante, sólo aparenta un efecto hidratante. A largo plazo pueden causar alérgias en cadena, irritación crónica, acné, etc.
4)      4)     Agentes que se agregan para paliar los efectos nocivos de otros agentes – una estrategia que puede parecer realmente estúpida, pero que se observa a menudo y es la razón por la cual existen listas de ingredientes interminables en la etiqueta de un producto que debería ser de lo más simple.
Así, los fabricantes sin escrúpulos llegan a utilizar aditivos que irritan la piel (por ejemplo emulgentes y suavizantes o gelificantes baratos con tacto agradable) y los mezclan con agentes que bloquean las funciones cutáneas, para que la piel no “se defienda” rebelándose y no se haga visible una alérgia.
III. Los Ingredientes y Como Identificarlos
El “INCI” es la Nomencaltura internacional de ingredientes en la cosmética, regulada a principios de los años 80 por la FDA (Food and Drug Administration) y la CTFA (Cosmetic, Toiletry & Fragrance Association), que determinaron las reglas según las cuales los ingredientes han de figurar.
Son nombres en latín y enumerados según su cantidad en línea descendiente, es decir, la sustancia más cuantiosa se nombra en primer lugar y la que aparece en menor cantidad está como última.
El INCI obliga a la enumeración de TODOS los ingredientes, por lo que es el único dato con el que los fabricantes se comprometen.
Un texto bonito, alabando cuantiosos ingredientes naturales, carece de valor, si el INCI nos muestra un nombre vegetal en último lugar, precedido por una veintena de sustancias químicas.
Por ello, sólo podemos valorar la calidad de un producto, leyendo el INCI y entendiendo de sustancias beneficiosas y perjudiciales.
A continuación, mencionaremos los ingredientes más peligrosos que se deben evitar en un producto. Para recordarlos mejor, en muchos casos sólo hace falta memorizar una o dos sílabas, ya que todos los compuestos con estos elementos suelen ser peligrosos.
Aceites Minerales
Aunque no suenen peligrosos por hacernos pensar en minerales, no tienen nada que ver con sustancias nutrientes ni sales, sino que se trata de los muy baratos derivados del petróleo. A parte de ser económicos, para la indústria tienen la ventaja de una pureza que impide el crecimiento de bacterias y, además, mejoran el sentimiento de la crema mezclada sobre la piel por su textura fina y sedosa.
Pero son altamente cancerígenos, como casi todos los derivados del petróleo. A parte, tapan los poros, bloqueando la respiración de las células y extraen la humedad de la piel, sacándola a la superficie y dándole apariencia “hidratada”, pero al dejar de usar el producto, la piel está más reseca que antes y parece adicta a la sustancia. Están en casi todas las barras protectoras para labios y esa es la causa, por la que muchas veces nuestros labios se agrietan cada vez más si no seguimos usando la barrita.
En el INCI figuran bajo las siguientes denominaciones: Mineral oil, Paraffinum, Paraffinum liquidum, Petrolatum, compuestos con las sílabas Paraffin-, Petroleum.
Pero también son derivados del petróleo las siliconas Silicone quaternium, methylsilanol, y se esconden en nombres como cera microcristalina, ozokerit, ceresin, incluída la vaselina (¡!).
Colorantes:
Conseguir un color permanente y perfecto es uno de los cometidos más difíciles en la química. No sólo sirven para darle un aspecto acaramelado a cremitas y geles de baño, sino que son el principal componente en maquillajes, tintes y decolorantes.
Los componentes con las sílabas anilin, anilid, como en ”acetanilid”, delatan un colorante altamente cancerígeno y tóxico.
Algunos agentes colorantes tienen una estructura molecular tan complicada, que se les han dado iniciales o nombres fáciles para simplificar su denominación. Tales son los de las iniciales HC como “HC orange 3”, o Acid como “acid Red 73”, Pigment como “pigment Green 7”, Solvent como “solvent black 3”. Todos ellos esconden sustancias altamente cancerígenas y/o tóxicas.
Sustancias halogenorgánicas:
Causan alérgias, son sospechosas de causar cáncer, y suponen una grave contaminación del medioambiente por no ser biodegradables.
Se trata de combinaciones de chloro, bromo y iodo como “aluminium chlorohydrate”, “methyldibromo glutaronitrile”, “iodopropynyl” las peligrosas sílabas chloro, bromo, iodo no se deben confundir con chlorid, bromid, iodid, que suelen ser componentes inocuos de sales.
PEGs: polyethylenglycol
Típicos emulgentes que unen agua y grasa, o detergentes, en sí son totalmente inofensivos, pero hacen la piel más receptiva a sustancias, lo cual es bueno, si se trata de aditivos sanos, pero malo, si son venenosos. Los introducen como pasajeros negros en las células, cuyas paredes se vuelven más permeables.
En productos naturales controlados, no se permiten más de 5 PEGs por artículo, pero la cosmética convencional suele abusar de ellos.
A parte de aparecer como PEG seguidos de un número, se les reconoce por las letras eth al final: “steareth”, “ceteareth”, “sodium laureth sulfate”=principal ingrediente en jabones, geles y champúes.
Sodium lauryl sulfate
No confundir con sodium laureth sulfate. Es un detergente muy irritante que ha provocado problemas de pigmentación, así como comedones y pérdida de pelo en las partes expuestas en tests con animales. La “Cosmetic Ingredients Review” la ha calificado de aceptable en productos de uso poco frecuente y sólo en concentraciones inferiores al 1%. Sin embargo se puede encontrar en primeros puestos incluso en dentífricos (¡!).
Fragancias artificiales
Peligrosas, porque la mayoría de ellas contiene elementos que, una vez sobre la piel, influyen el equilibrio hormonal y son sospechosos de causar cáncer. En forma de perfume, desodorante o inhibidores del sudor llegan a la piel, donde el sudor descompone las materias que se acumulan en las células, hasta el punto de que en análisis de leche materna, se llegan a registrar altos contenidos de estas sustancias cancerígenas, tóxicas y sospechosas de generar daños genéticos.
Ejemplos: “acetyl hexametyl” causa daños nerviosos, “benzyl alcohol” insensibiliza la piel, y “bromocinnamal” es irritante. Como antitranspirantes frecuentemente se utilizan compuestos de aluminio como “aluminium chlorhydrate”, que pueden resultar muy irritantes y son sospechosos de causar Alzheimer.
Phenol y Phenyl
Fuertes desinfectantes en la medicina, se utilizan en cosmética como conservantes y colorantes. No son recomendables por ser un tóxico celular, que a largo plazo destruye las paredes celulares. Ejemplo de phenol: “nitrophenol”,”phenolphthalein”, “chlorophenol”. Ejemplo de sustancias con phenyl: “N-phenyl-P-Phenylenediamine”, Phenylenediamine Sulfate”.

Otras Sustancias
Liberadores de Formaldehyd: Formaldehyd es un potente antimicótico multiuso. Nos lo encontramos tanto en la fabricación de materiales de construcción en los que impide el moho, como de muebles, en los que se utiliza para evitar hongos en la madera prensada, etc. Es altamente cancerígeno por inhalación, se acumula en las células dañando las membranas, causa malformaciones en fetos, irrita y envejece la piel.
En principio, está prohibido en la cosmética, pero por su gran efectividad y economía, se han creado sustancias que no se consideran directamente formaldehydos, pero que lo liberan (¡!) como si fuera un polizonte.
Por un lado se las puede reconocer por llevar las sílabas Urea , como Diazolidinyl Urea, Imidazolidinyl Urea, Polyoxymethylene Urea (no confundir con Urea “a secas”, que es un derivado del ácido úrico, bueno para la piel).
Por otro lado tenemos los conservantes químicos con las letras DM delante como DM y DMDM Hydantoin, o Dmhf.
Dimethyl Oxazolidine es otro conservante liberador de formaldehyd a evitar en los productos.
Phthal y Phthalate: Finalmente quedan estos compuestos, que se usan como suavizantes y/o disolventes. Son altamente tóxicos, influyen en el equilibrio hormonal y son sospechosos de causar cáncer. Ejemplo: “dibutylphthalate”.

 Protección Solar
Otro problema en la cosmética, es la de encontrar sustancias que protegan de los rayos solares dañinos. Antiguamente, se utilizaban filtros minerales a base de óxido de Titanio o Zinc como Zincoxid o Titaniumdioxid. Pero por ser más caros, se han ido reemplazando por oxybenzone, benzophenone, Methoxydibenzoylmethane, o Dibenzoylmethane que son filtros cancerígenos que pueden causar alérgias en cadena y aparecen incluso en las marcas más caras y “exclusivas”. Son aditivos que no sólo aparecen en productos solares, sino en todo tipo de cremas y en tratamientos con retinol. Si éstas contienen sustancias irritantes, la indústria lo compensa agregando filtros solares, para impedir que la piel microscópicamente irritada reciba manchas del sol – ¡un procedimiento absurdo!.

Existen las siguientes normas para saber comprar cosmética y valorar la calidad de un producto:
1)      1)     Evitar artículos con una lista interminable de ingredientes. Un buen producto no necesita nunca más de 30 ingredientes. Únicamente, si en los primeros lugares figuran sustancias naturales, se puede excusar el uso de aditivos químicos como gelificantes o emulgentes, ya que a veces los agentes vegetales se mezclan con dificultad y no “cuajarían” sin ayuda artificial.
2)      2)     Por otro lado, no nos debemos fiar, si en un producto sólo aparecen aditivos naturales. Una crema blanca opaca, con determinada fragancia y textura y en cuya etiqueta figuren como ingredientes unicamente minerales y sales del mar muerto, sólo puede ser un engaño: ¿de dónde le viene el olor, qué grasas contiene y cuál es el emulsionante para conseguir esta textura?
3)      3)     Evitar productos que nos prometen “maravillas naturales”, pero que en la lista de ingredientes apenas tienen nombres vegetales (son aquellas denominaciones latinas que se pueden pronunciar bastante mejor que las químicas), o si los tienen, aparecen en décimo lugar o incluso más atrás.
El texto descriptivo en una etiqueta no compromete al fabri-cante, lo único que nos da información fiable es el INCI.
4)      4)     Evitar marcas en las que el sistema de distribución está inflado: las grandes empresas funcionan a base de dar lucrativos beneficios a representantes, distribuidores, subdistribuidores y revendedores - invierten en comisiones en vez de invertir en la calidad de un producto. Una crema que ha pasado por cuadrúple facturación, antes de llegar a las manos del consumidor final, no puede ser buena si no es carísima.
5)      5)     Finalmente, una marca que aparece constantemente en los anuncios pagados de los medios de comunicación, también delata, que su prioridad no es la inversión a largo plazo en calidad, sino la captación de clientes nuevos.


Microondas

Fuera microondas

 Hace dos semanas, estuve en el festival  Urban-Vegan, organizado por el ayuntamiento de Daganzo, un encuentro de alimentación, salud y bienestar. En concreto fuí a la charla que  dió el Naturópata José Ramón Lobo Rico, un especialista en Naturopatía y dietética. No sólo fué una charla muy interesante, además, para mi sorpresa nos comentó a todos los presentes un experimento que se hizo hace algún tiempo, para concretar que es lo que sucede cuando utilizamos el microondas.Todos hemos escuchado que si es malo, que si vuelve las células cancerígenas, etc., pero en verdad no sabemos si es una leyenda urbana, o qué.
Por desgracia, todos los experimentos se hacen con animales, el proyecto constaba de dos grupos de gatos, uno fué alimentado con alimentos normales para gato, al  otro grupo el alimento se le pasaba por el microondas. El proyecto terminó a los tres meses, porque murieron todos los del segundo grupo. Cuando hicieron la autosia de los animales, se esperaban encontrar con alguna enfermedad rara, o algún tumor, pero para su sorpresa, los animales habían muerto de DESNUTRICIÓN.
En realidad el microondas calienta de forma que sus partículas fricciona con tal intensidad, que calentando  a tal temperatura, mata quemando toda célula viva de cualquier alimento. Es decir que tu metes un vaso de leche con calcio, fósforo,etc., y después del calentarlo en el microondas, te tomas un líquido blanco sin nada.
Por ello, los animales murieron, porque ingerían alimentos sin  ningún nutriente vivo, o sea nada.
Espero que esto os habra los ojos, que compartáis esta información tan importante para nuestra salud, tener en cuenta que nuestros hijos están en edad de construir un cuerpo fuerte, para evitar enfermedades cuando sean mayores.
Un saludo.